Lucrècia Borja, abandonada pel marit napolità, és nomenada governadora de Spoleto (Història aragonesa del pontificat d’Alexandre VI, 16)

Lucrècia reapareix a la història anònima del papa Alexandre un any després, l’estiu de 1499, embarassada del seu segon marit, Alfons d’Aragó. Les desavinences entre el pontífex i el rei Frederic de Nàpols tenen ressò immediatament en les aliances familiars establertes entre els fills de les dues dinasties. Alfons, nebot del rei, dividit entre les promeses no acomplertes del seu sogre i el deute familiar amb el rei de Nàpols, fuig de la cort vaticana i és acollit pels Colonna a Genazzano. La represàlia del papa se centra en la seva jove, Sança, casada amb Jofré de Borja i germana del fugitiu, que és expulsada de Roma i fa cap, com ell, al territori dels Colonna.

A Roma, l’escàndol polític i familiar subsegüent torna a girar al voltant de la figura de Lucrècia, que, en un moviment destinat novament a l’exaltació del llinatge borgià, és nomenada governadora de Spoleto pel papa Alexandre i enviada a aquest lloc dels Estats pontificis, acompanyada de Jofré, a qui s’adjudica un paper secundari en l’operació, perquè es tem que fugi al costat del bàndol napolità.

Som als inicis de la formació de Lucrècia com a personatge públic, paper que es consolidarà un cop abandoni Roma i es converteixi en duquessa de Ferrara. Per ara, però, als seus dinou anys –vint segons el còmput de l’època–, està del tot supeditada a la figura paterna, que no tan sols nomena els qui conduiran la seva gestió política i administrativa –un home de confiança, el seu parent Francesc de Borja, tresorer pontifici–, sinó fins i tot qui en tindrà cura en la vida privada, el jove músic sard Onofrio Torrosani (o Torresani), que aquí sembla jugar un paper semblant al que havia tingut el clergue Francesc Gasset en temps del matrimoni amb el senyor de Pesaro. Atenció al magnífic diàleg final, que reprodueix paraules en català del papa Alexandre, entre aquest i els seus assessors sobre el títol que havia d’usar la governadora durant els dos mesos escassos que va exercir el càrrec.

{306} Cómo fuyó don Alfonso, yerno del papa, y cómo su sanctedat da exilio a su hermana quanto vituperosamente y con quánta honra faze andar a su fixa a la rocha de Spoleto como a gobernadora, con el título miragloso que le da.

Permitte nuestro senyor Dios, quando le plaze, mostrar miráculos y senyales grandes que muchas vezes vienen a reprehensión e opprobrio de los hombres puestos en magisterios e grados suppremos, por la duricia grande en que viven como a ingratos de los bienes recebidos e honras de su grande deydat. De donde attentamente se notará que la senyora dona Lucrecia, fixa de su sanctedat, que ya fue açagua dicho casó tres vezes,[1] e los maridos todos vivos, consumió su matrimonio çagueramente con aquel real medio don Alfonso, con sperança y prometença que huvo de su sanctedat de fazerlo capitán e darle muchos otros honores con anantamientos, y tenerlo en stado milittar condescente segunt su real condición. Nuncha pudo alcançar sino sperança de viento, con sólo el pan, con otras cosas lattentes. Yrado d’una parte y avergonçado d’otra, que a la pluma non fue lícito comendarlas, e mayormente que vidía quánto se tirava a la distructión de la casa real del excelente su tío,[2] prepuso vivir con él o morir en su servicio, antes que su persona le venisse contra por seyer de su sangre real maravilloso. Y exequtando su propuesto, jueves, el primero día de agosto, hora quasi noche, con hun otro, tomando scusa que se yva a solacio, impulso del calor grande por el tiempo congoxoso, cavalgó e dio su vía enta Marino, lugar de Colupneses, ya que era mucho scura la noche. Y veniendo empués en noticia de su sanctedat, súbito mandó fazer scuchas por Roma, echó gente a cavallo defuera si lo podieran haver. Con la avantaja que tuvo fue puesto en salvo. Quedó su sanctedat yrado e mucho avergonçado d’esti caso tanto assenyalado, y la noble dama, qui stava gravidada de seys meses, tanto alterada que vino a morir e perder su fruyto humano. Dezía ella, mente piedosa, lacrimando:

—¡Suerte mala mía, que ningún marido quiera vivir con mí, no por mi deffecto!

E con mucho tristor e yra continuava su planto, que qui la vedía e contemplava que por ventura jamás cobraría el que perdía, era comovido a apiedarse d’ella. ¡Qué cosas sanctas avienen a esti pontíffice de su vida tanto loable! Por tanto nuestro senyor Dios lo tochava e mostrava stos miráculos en su opprobrio.

Pensó su sanctedat que en esti apartamiento havía supido su nuera, la princesa d’Esquillaig, muller del príncipe, su fixo,[3] e por los méritos tanto graves que concorrían entre su sanctedat y el rey excelente en quererle fazer perder el regno y ahun por algunas passiones que eran entre estas dos senyoras cunyadas, quiso vindicar y dar a la princessa d’aquel mesmo fruyto con pena y fazerla indigna del príncipe su marido; del qual reçelándose non le fuyesse, diole de cárcer dentro el palacio appostólico en la Torre nueva llamada Borgescha, adonde le puso guardas dos sus familiares, Leander Coscón, aragonés, e Thomás Torrosana, sardo, que nuncha la perdiessen de vista. Y non fue en faculdat más a ella veyer al príncipe, su marido, ni él a ella. Dezía su sanctedat que pues el rey havía querido desmaridar a dona Lucrecia, que por semexante su sanctedat quería desmaridar a su nuera dona Sancha, sobrina del rey. A la qual el jueves mucho manyana, a ocho d’agosto de novanta nueve anyos, mucho avergonçadamente la avió de Roma, con su familia simplemente e más sola que acompanyada; dexava esta senyora algunas muxeres febrosas en su casa, de las quales le tomava assaz piedat; de manyana dixo su sanctedat fuessen provedidas de todo menester y empués, mediodía passado, accrescentada en él grande yra, mandólas aviar que seguissen a la princessa, la qual relegó al comdado d’Olivito, en el realme. Fue echada tanto abatidamente por saciar su rabia, que esto se judicó non seyer de ecclesiástico príncipe mayor e principal en la Ecclesia sancta de Christo. E seyendo fuera esta real dona qualesque dos tiros de ballesta, allí vino el barón Próspero Colona, e contra forma del exilio recibióla mucho honradamente con ciento d’armas, trúxola a hun su lugar de Jançano, adonde se fallava su hermano el preffato don Alfonso. Esti pues fue el éxito miserable a la preffata real media dona Sancha, venido por l’apartamiento de su hermano don Alfonso.

Ora bolviendo a la otra, la dama dona Lucrecia, que quedava tanto abatida y desconfortada por l’absencia de su marido, por quitarle aquel blasmo, quisiéndola mucho magnifficar, quiso[4] que se fuesse como a gobernadora a la rocha d’Espoleto, maravellosa e insigne; la principal es en fortaleza del patrimonio de la Ecclesia. Y esti mesmo día partió mucho honradamente de la presencia paterna, acompanyada de setanta hombres d’armas, con carruage de sexanta azémilas; y con ella, mandando su sanctedat, fue el príncipe su hermano como a presonero; acompanyóla ahún micer Francisco Borgia, obispo de Thiano, thesorero de su sanctedat, con otros prelados e cortesanos honrados, por darle honra mucho grande. Fue antes d’esta senyora hun mossén Pous, prete valenciano bien valenciano, por denunciar a las tierras l’advenimiento d’esta senyora, como sant Joan denunció l’advenimiento del Massías, y que a ella sola, por mandamiento de su sanctedat, fiziessen las honras con recibimientos grandes, con las reverencias quanto farían a su sanctedat si allí fuesse, y le dassen presentes de capones, gallinas e volatilia çeli, civadas e fruytas abundantemente; ordenó más su sanctedat y mandó que entramos hermanos, ella y el príncipe, andassen al par, ella a la mano drecha, y las honras con reverencias se fiziessen todas a ella e no al príncipe, por bien abatirlo por su muxer, el qual quiso que non fuesse participante en ellas; dio su sanctedat a ella el contrasigno de la fortaleza d’Espoleto para l’alcayde o capitán, que la obedecisse como a senyora. Y más adelante su sanctedat mandó a Leander Coscón e a Thomás Torrosani jamás partissen oxo al príncipe porque non fuyesse, e a Nofre Torrosani, músicho mucho delicado e femenino en su condición, que por seyer prenyada esta dama nuncha la dexasse, fata tenerle la falda en fazer sus cosas naturales. Dixo a la preffata dona Lucrecia, su fixa, en su lengua materna valenciana:

—Guardau, senyora, honrau aquests tres servidors nostres, que són bons gentils hòmens, y amau-los de bon cor, com nós los amam.

Fue grande contención entr’el papa e sos consultors o assistentes sobre las signaturas que ella tenía a fazer tanto de gracia como de justicia; quiso su sanctedat que se intitulasse: “Vidit Lucrecia de Borgia, domini nostri pape dilecta, etc., gubernatrix generalis comittatus Spolitani, etc.” Dezían al papa sus assistentes que era massa luenga la subscriptión. Respondía su sanctedat:

—Pues, ¿qué os par?

Respondíanle:

—Digua solamente: “Lucrecia de Borgia, gubernatrix, etc.”

Replicava su sanctedat:

—No val res, massa és curta.

Y altercando fue concluydo que el secretario pusiesse en el principio: “Illustrissima Lucrecia de Borgia, ducissa, etc., gubernatrix generalis, mandat, etc.”; empués en el pie de la provisión, al fin, que digua de su mano: “Eadem Lucrecia de Borgia, gubernatrix, etc.” Esta conclusión tuvo firme. Algunos de los assistentes quisieron dezir fuesse intitulada “Lucrecia d’Aragonia”, pues el marido era real y del sangre d’Aragón; el papa respuso:

—No queremos nada del título d’Aragón, pues su marido l’á dexada.

Y assín dio, quasi a las XX oras empués mediodía, su vía fuera de Roma. Stuvo cinquo días antes de llegar con toda su companyía e familia a Spoleto. Y quando entrava por las tierras era introduzida como a deessa, en cáthedra encima musclos de hombres, como a la propria persona del papa. En qué sanctimonias convertía la vida el pontíffice, piedades grandes son para la sancta Ecclesia, mas todo andava a la valenciana, delicadamente.

Notes

[1] Com altres fonts antigues, l’anònim considera vàlida la unió amb el valencià Gaspar de Pròixida.

[2] Frederic III, rei de Nàpols, germà d’Alfons II i, per tant, oncle d’Alfons i de Sança d’Aragó.

[3] Jofré de Borja, príncep de Squillace, i la seva dona, Sança d’Aragó, filla il·legítima d’Alfons II de Nàpols.

[4] El subjecte és el papa Alexandre VI.

(Publicat anteriorment a Els Borja.)

2 Comments

  1. Històries apocalíptiques conservades gràcies a l’espontaneïtat curiosa dels textos que les perpetuen i les persones erudites i sensibles que ens les fan arribar de forma tan gentil. Un plaer Maria!

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